Todo vuelve tras los pasos del silencio. Lunes. Aún tengo que desayunar. Bajo música, como casi siempre. Se ha convertido en un ejercicio mecánico. Como lo de escucharla. Además de disfrutar viendo cómo caen los megas, hay que paladear el masaje sónico. Todo es una suma.
He retomado esto porque es necesario. Para todo. Hay que sacar la cabeza al exterior. Hay que ver y oír la vida pasar por debajo de tus pies, por encima de tus orejas. Higiene mental. Ducha de santidad. Lucha de clases vacías.