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Antes del lunes triste hubo un domingo triste. Antes de New Order hubo The Doors (Morrison Hotel). Nunca nada es casual, todo sigue un orden preestablecido e invisible. Hoy buscaba los horarios de Drive y de repente he visto que aún podía repescar El topo. Siempre hay algo que hace que arquees los labios imitando a algo parecido a eso que llaman sonrisa. Estar contento con uno mismo al ver que de repente las piezas se juntan delante tuyo es todo un misterio... feliz. Amo el silencio cuando estoy solo. Necesito que me envuelva y me proteja del ruido exterior, ése que es eterno, pertinaz como la lluvia que no se desea. Hoy tengo ganas de hablar aunque no abra la boca. Todo fluye dentro de mi cabeza mientras oigo cantar a Tennant. Referencias pop a todas horas. Adolescencia después de la ¿madurez? La vida es más divertida que nosotros. Tendríamos que aprender de ella, de su hedonismo concienciado. Nada es todo, y viceversa.
Hace una semana que bajé de la montaña. No diré si acertadamente o no, tomé un camino. Uno que me lleve a algún sitio. Llevo demasiado tiempo estancado. No hablo de un estado erróneo, más bien me refiero a una situación enquistada, que no ha sabido o podido evolucionar. No hay culpables porque a veces la historia crea a los personajes y los maneja caprichosamente. Además, los naufragios fueron, son y serán situaciones habituales si te dedicas al noble arte de navegar. Estos siete días han conseguido que recupere mi amor por las salas oscuras de los cines. De lo demás no puedo decir mucho porque estoy en ello. Lo importante es asumir lo elegido y dejar que crezca para poder observar si fue un error o un salvavidas (volvemos a los hundimientos). Desde aquí recomiendo encarecidamente Los descendientes. Creo que me ha enseñado más sobre ese concepto tan corrupto como es el de familia que todo lo que me pueda escupir desde un púlpito la Santa Madre Iglesia político-militar. Hay que aprovechar el tiempo que nos queda, hay que estar contentos con lo que nos rodea, hay que ser felices con nuestros satélites, hay que dar gracias al levantarnos cada mañana porque no caeremos al suelo ya que aún tenemos piernas, hay que felicitar a la cocinera porque las lentejas salieron exquisitas... Y se fue la luz, pero regresó al poco tiempo, y pudimos ver como Hawai no desaparecía del todo entre tanta basura sentimental que vamos generando, pensando que lo importante en nuestra vida es lo totalmente prescindible. Seguir es vivir, volver la vista atrás es ver parte de nuestra felicidad y el futuro es nuestro porque somos dueños del destino que nos queramos regalar.
Soy capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer. El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que ha sido así. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que esta bendita New Orleans, con sus acordes de ébano y sus insoportables chaquetas a rayas me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de trasladar mis conocimientos con pasión. Los estudiantes saben eso. También escribí encerrado en un pequeño cuarto juntando frases, frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos resbaladizas imágenes, comparaciones, situaciones, personajes, diálogos. Asumí estar en ese camino porque es ése el modo como se consiguen los sueños. Al menos eso creía hasta que un día, cuando tenía todo acabado y faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. No hubo zanahoria. Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de mi voluntad, por la otra senda. Ésa que no es la buena ni la mala. Porque está claro que la buena es buena porque es una opción propia. La mala es mala porque también es tu opción. Pero la otra no es algo que hayas escogido, por lo cual no pueden decir que es ciertamente buena o ciertamente mala. Es ciertamente ajena, impropia. Por ese camino involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin poder animarme. Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace de gente como yo infelices zombies o incomprendidos. Y hay que tener el espíritu muy bien templado, tal vez como acero damasquino o más, para afrontar semejante fuerza.
John Kennedy Toole, La Conjura De Los Necios
Siempre debe haber oscuridad, de lo contrario no apreciaríamos la luz.
Sarah Burton
Para algunos se acaba la semana laboral, para otros comienza la segunda parte. El poder de los USA no conoce fronteras. Unas veces invaden países, otras detienen a segundos personajes en terceros países, y mientras tanto mantienen una carcel en territorio enemigo con detenidos de otras galaxias no juzgados en años. ¿Surrealismo o hijoputismo? No todo lo que acaba en ismo es un movimiento artístico. Somos unos putos calzonazos del falso poder yanki. Ni un negro en el poder consiguió acabar con la supremacía de la idiotez blanca. La propiedad privada es una mentira, volamos a un capitalismo que aboga por la dictadura contra el proletariado y por la lucha de élites para ver quien es más guay. Sin vaselina no hay paraíso.
Rammstein de buena mañana despierta a una momia egipcia. Estoy bastante eléctrico para ser la hora que es. Mejor, el estar alerta contribuye al buen estado de salud de un mortal con dos dedos de frente. Perdí la porra de ayer. Pensaba que la suerte del principiante existía, pero no, los reyes son los padres y los niños no vienen de París.
Antes de una reparadora ducha, y después de casi cuatro horas de cama, me dispongo a resumir mis últimas experiencias sentidas. He sobrevivido al blue monday 2012 (no tenía ni idea de que existía ese día, que resulta ser el tercer lunes de enero, el día más deprimente del año según las mentes preclaras que han decidido que así sea mediante decreto ley postmoderno). No resultó un día tristón, más bien todo lo contrario. A mí me gustan los lunes, me han gustado, y seguro que me gustarán, faltaría más. Hoy me ha dado por David Sylvian y la experimentación de salón. Ante tanta mediocridad vulgar hay que ponerse de lo más ofensivo. Multipobreza a todos los niveles y para todos los gustos. Hoy ya ha lucido el sol. El frío otoño sigue calentándome. Ya...
Otro lunes más. Otro lunes menos. La botella siempre acaba vaciándose. Pero si es rellenable, más es mucho más. Ha llovido. Seguimos sumegidos en un aletargamiento general. El mundo hiberna y nadie se da cuenta que no es el momento. Ha sido un finde eminentemente cinematográfico. Ya he acabado con la versión sueca de Lisbeth. Fincher está en la recámara. Tengo que cambiar la música del coche.
Acabo de encontrar una web que me va a mantener al día, musicalmente hablando. Grabaciones calentitas prestas a ser deleitadas por mis bien cuidadas orejitas (resumiendo, esas rarezas que tanto aprecio. No voy a ir al cine hoy. A cambio, disfrutaré con la tercera parte de la trilogía sueca de Millenium, que aún tenía pendiente de visionar. Creo que habrá Fincher para mucho rato. Para un viernes 13, Demdike Stare y 808 State. Y dentro de nada, The Big Bang Theory. La felicidad artificial al alcance de las masas, y en cómodos plazos sentimentales.
Los lunes me gustan. Quizás ya lo he dicho antes, pero no me importa repetirme. Es el día de vuelta a la realidad después de un fin de semana donde nos disfrazamos de deseo. El que engarza un inútil domingo con un invisible martes. El que inspiró a New Order y nos hizo entrar en la más fastuosa modernidad que nunca pudimos llegar a imaginar. El que hizo que Shaun Ryder se saliera de madre y nos martirizara con 24 horas seguidas de fiesta. Al sol o a la profunda oscuridad, pero nunca con aires de derrota. ¿La semana laboral es el premio a un finde impuesto o la fiebre del sábado noche es el premio a las 40 horas semanales de trabajos forzados que nos ha condenado esta maldita sociedad idiota? Nunca lo sabremos porque sea lo que sea nunca podrá ser elegido libremente. Nos hemos dotado de cadenas porque en el fondo somos unos masoquistas insustanciales. Nunca podremos huir del planeta de los simios.
Las fiestas navideñas han acabado. 2012 nos espera con los brazos abiertos. No hagamos caso de las predicciones económicas catastrofistas, ni recordemos que el 21.12.12 se acabará todo lo conocido, ya que peor de lo que estamos no estaremos. De la crisis a la pobreza sólo hay una letra más de diferencia. Vivamos intensamente los 1440 minutos diarios y a tomar por culo el futuro. No existe, forma ya parte de nuestro pasado. Y si nos portamos bien, la suerte nos señalará con su dedo vengador y nos colocará de nuevo en órbita. Sant Etienne en el coche y Barry Adamson en casa. Ya tengo todos mis dvds en mi poder. Los tengo que ordenar, y empezaré a disfrutarlos. Para febrero me esperan dos semanas de silencio, será el oasis deseado.
Me acabo de enterar que mi hija y David Bowie nacieron el mismo día (de diferentes años).
Últimamente se me ha ido la mano comprnado cds y dvds. Venta especial me gusta más que rebajas, y en esas estamos, y yo la he aprovechado para autoregalarme las cosas que más me gustan. Hay muchos discos que quiero tener, y ahora que ya no quedan tiendas están más baratos que nunca. Las remasterizaciones de Kraftwerk, New Order o Saint Etienne y los ambientes de John Foxx cubren todas mis necesidades culturales actuales. La segunda parte de mi discoteca física está tomando forma, sin prisas, pero con abundantes pausas. Hay nueva biografía del gran Bowie a nuestra disposición (Starman, Paul Trynka, 2011), y el próxima viernes se estrena lo nuevo del pervertido Fincher, The girl with the dragon tattoo (¿por qué no la titulan aquí La chica del dragón tatuado?). Mientras tanto sigo riéndome gustosamente con The big bang theory. Poca tele, pero excelente, es la mejor receta para no convertirte en un walking dead. Hoy es el cumpleaños de mi hija, el momento más importante del primer semestre de cada año desde que aterrizó en este frío planeta. No puedo decir más siendo el último hombre objetivo vivo que aún permanece erguido. Creo que empiezo a disfrutar de verdad de mi existencia, cosa de la que me alegro sobremanera.
2012 es igual que 2011. Hace frío, pero no es el que debiera. Flota la tristeza, sin ser demasiado agobiante. Calma tensa, previa a la nada más absoluta. Toda una ceremonia gratuita para certificar que Lady Gaga está completamente gagá. Queen debería demandarla por falta de gusto. Mientras tanto el Mayor Tom nos observa desde el centro de la Tierra.
El origen de la tragedia nace de la pelea entre los dioses Apolo y Dionisos, de la que se deriva toda la filosofía griega, según Nietzsche. El primero encarna lo apolíneo, que es ese lado platónico del espíritu, donde se genera el equilibrio, la forma y la medida; en cambio, el segundo representa lo dionisiaco, la parte socrática que expresa la pasión, el exceso y el instinto. Sólo en casos muy excelsos los dos se ponen de acuerdo en regalar sus fuerzas contrarias a un solo héroe para que disuelva en ellas su individualidad, siendo puro y orgiástico al mismo tiempo. Decidir quién de estos dos dioses merece semejante don, he aquí el origen de la tragedia.